El futuro de la ciudad latinoamericana
En: Medio Ambiente y Urbanización. -- Año 10, no. 43-44 ((Jun-Set 1993), 0). --
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(Jun.-Set. 1993)
El autor señala que las proyecciones al año 2000 de la población en las aglomeraciones que en 1980 tenían 500.000 habitantes o más, estiman que varias crecerán a un promedio de 100.000 personas o más por año durante la década de 1990. Muchas más crecerán a un promedio de 500.000 habitantes o más por año durante la década de 1990, entre otras Río de Janeiro, Belo Horizonte, Porto Alegre y Santiago de Chile. Pequeños pueblos que no superaban los 5000 a 10.000 habitantes treinta o cuarenta años atrás, se han transformado en ciudades de tamaño medio con 100.000, 200.000 o más personas. Lo importante no son sólo los números de estos procesos sino comprobar que la urbanización, históricamente concentrada en las áreas geográficas más favorables, comenzó a extenderse a regiones que hasta fines de la década de 1940 o principios de la década de 1950 estaban prácticamente deshabitadas. La urbanización tiene también otra dimensión. Entre 1980 y el año 2000, por lo menos ocho países de América Latina y el Caribe perderán población rural en cifras absolutas. En la década que se inicia la población rural de América Latina y el Caribe como conjunto, comenzará a declinar también en cifras absolutas, mientras se mantienen tasas elevadas (aunque declinantes) de crecimiento natural. La implicación de estas cifras y de los cambios en la distribución espacial de la población para los países de América Latina y el Caribe, sumergidas en una recesión económica general, luchando para moverse del estancamiento a un desarrollo limitado por las escasas inversiones, y buscando consolidar formas democráticas de gobierno, son realmente enormes y sin duda influirán en nues
tro futuro político, económico y social y en el medio ambiente. En el título Diagnóstico de la futura ciudad realiza una síntesis de lo que está ocurriendo con las ciudades de América Latina. También piensa en la ciudad del futuro con una visión de lo que es deseable, pero también de lo que puede hacerse y, sobre todo, de cómo puede hacerse. El autor cree que en el futuro muchas de las decisiones que servirán para construir, mantener y administrar la futura ciudad, por lo menos a nivel barrial, y posiblemente, a nivel municipal, serán adoptadas con o sin aprobación oficial, por líderes comunitarios y nuevas figuras políticas: hombres y mujeres no insertos en las estructuras partidistas tradicionales a pesar de los esfuerzos de los partidos por absorberlos. La gran mayoría de los programas y proyectos que se realizan en una ciudad o área metropolitana tienen alcances muy limitados en relación a la escala de los problemas. En el título Perspectivas de la futura ciudad se destaca que en gran parte, la futura ciudad será construída por familias cuyas cabezas serán trabajadores sin ninguna o escasa calificación y con bajos ingresos, muchos de ellos inmigrantes de otras provincias o estados. Serán ciudades con mucha gente jóven. La futura ciudad no crecerá de manera vertical sino horizontal. Las mujeres jugarán un creciente rol económico, político y profesional. En la futura ciudad vivirán muchas personas, incluídos muchos niños, con una salud precaria, crónicamente enfermos con parasitosis, bronquitis, problemas en la vista y otros. Las organizaciones comunitarias y los gobiernos locales deberían jugar un rol fundamental en la construcción de la futura ciu
dad, pero hasta el momento la mayoría son económicamente y políticamente demasiado débiles. Se desarrollan los siguientes títulos: -dimensiones de la ciudad del futuro, -Diagnóstico de la futura ciudad, -Pensando la ciudad del futuro. Experiencia y recursos, -Perspectiva de la futura ciudad, -Algunas iniciativas para mejorar la construcción de la futura ciudad. Incluye notas bibliográficas.
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