Historia y futuro de la planificación urbana : el caso de las ciudades chilenas
En: Medio Ambiente y Urbanización. -- Año 10, no. 43-44 ((Jun-Set 1993), 0). --
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(Jun.-Set. 1993)
En este artículo el autor plantea que a pesar de que las diversas etapas que se sucedieron desde la conquista hasta la república hayan sido disímiles en duración e intensidad en cada región, el desarrollo en los países latinoamericanos tuvo características que más los emparenta que distancia. Ello ha estado sustentado por la historia y el imperativo de un proyecto político común que se basaba, entre otros factores, en una determinada relación frente al centro, una similitud ideológica, lingüistica y religiosa y en una continuidad geográfica, que significó un estrecho intercambio, comprometiendo, hasta hoy, una redefinición económica y ecológica de las fronteras nacionales y el reconocimiento de subregiones de integración. Durante la larga historia de la ciudad latinoamericana, aparece evidente la sobreposición de dos mundos, el mental y el real, el dominante y el dominado. Ciudad mental y ciudad real encuentran su paralelo en la ciudad oculta, privilegiada y ordenada, frente a la ciudad pobre, ilegal y marginada, situación que por haberse vuelto crónica parece irreversible. La fuerza de los hechos sociales, que perfilan o un entendimiento o un enfrentamiento, beneficia la irrupción del sector popular como un nuevo actor en la ciudad, y permite esperar el surgimiento de la ciudad real y concreta, en Latinoamérica. En el subtítulo "Contexto histórico de la población urbana" se trata muy esquemáticamente lo que ha sido en los últimos sesenta años la dirección y la naturaleza de la actividad urbanística en los países capitalistas. La planificación se vincula estrechamente con la acción del Estado, aún con las economías mixtas, donde una parte i
mportante del sistema opera de acuerdo a los principios del mercado y no se pone en duda que "el interés de Estado es presumiblemente idéntico con el de la gente. El principio de jerarquía permanece intacto". En Chile es la época en que se promulga el primer Plan Intercomunal Regulador de Santiago (PRIS), inserto en un modelo económico de corte liberal moderado. También persistió la idea de la planificación institucionalizada con la creación de la Oficina Nacional de Planificación (ODEPLAN) que actualmente ha sido elevada a rango de ministerio , y en términos urbanos se echó a andar el Ministerio de la Vivienda y Urbanismo. En la actualidad se observa un nuevo enfoque de planificación que se expresa en la práctica de una "microplanificación múltiple", y que significa, entre otras cosas, privilegiar el ámbito local. Frente a la necesidad de decidir el futuro de la ciudad, se destaca hoy en día, como de la máxima relevancia, la urgencia de conjugar descentralización, democratización y eficacia en la planificación. Desde 1990, el Estado chileno se ha enfrentado a hacer realidad lo que ya se anunciaba en el Programa de Concertación de 1989: una economía social de mercado en que queden claramente definidos el rol del sector privado y el sector público, con miras a impulsar en chile un proyecto democrático que asuma, como elementos centrales, las ideas de desarrollo, modernidad y justicia social. En este artículo también se desarrollan algunas ideas referidas al futuro de la planificación urbana en el actual contexto democrático. Dichas ideas sólo apuntan a ofrecer una base de discusión y aunque no exista una formulación explícita de políticas y estrategias
de desarrollo urbano, se presentan algunas de las propuestas más relevantes. En el futuro se hace necesaria una alternativa que supere los conceptos probadamente insuficientes del liberalismo vigente y que, sin desconocer las fuerzas del mercado y de la iniciativa privada, logre abrirse paso a un esquema político que junto con reivindicar la planificación como instrumento orientador de la acción pública, privilegie la participación de la comunidad en las decisiones que la afectan. También se detallan las líneas de política que deben implementarse: -Control del crecimiento urbano y participación pública en el mercado del suelo, - Implementación político institucional de un gobierno intermunicipal, -Reasignación geográfica en la distribución de las inversiones, - Control de los agentes contaminantes y mejoramiento de la calidad ambiental urbana, - Aprendizaje de nuevas formas de convivencia social y desarrollo cultural, - Conservación de los recursos naturales y desarrollo sustentable. A modo de conclusión el autor señala que se podría enfatizar que el futuro crecimiento de la ciudad implica desafíos que llevan a una transformación sociocultural no exenta de repercusiones políticas, en la medida que el imperativo del bien común, orientado al logro de una mayor calidad de vida urbana, mayor eficiencia y mayor equidad, implica la superación de los intereses particulares que generan trabas al logro de este objetivo. Incluye notas bibliográficas.
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