Villa Luro
En: Historias de Buenos Aires. -- Año 3, no. 13 ((Ene. 1990), 0). --
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Ene. 1990
Los talleristas recuerdan privilegiadamente la escuela "El Trébol" en Molière y San Blas. Alrededor de 1926 se llegaba a ella por un camino de veredas de tierra y ladrillo, flanqueadas por alambrados precarios: apostado en la entrada en los días de lluvia el portero supervisaba la limpieza de las suelas de los zapatos: antes de entrar para limpiarlas había que pasarlas por un hierro enclavado en el piso; los varones sólo podían concurrir hasta 2º grado, luego debían seguir en otros establecimientos, generalmente mejor acondicionados por ser más nuevos; recuerdan afectuosamente a los maestros. El comedor escolar -instalado en Lope de Vega entre Magariños Cervantes y Camarones- cumplió una función muy importante en el barrio especialmente en las épocas difíciles de la década del 30: en 1936, para poder concurrir al mismo debían presentar certificado de pobreza que se tramitaba en la comisaría. El fútbol era el deporte preferido de los chicos que solían reunirse para jugar en las muchas canchas situadas en Molière al fondo; en la década del 20 la pelota de trapo era la más utilizada por ser las de goma más caras; para acceder a una de cuero hacían colectas en el barrio. El arroyo Maldonado era el lugar de esparcimiento preferido por los más jóvenes, alrededor de los 12 años: la Tosquita era una curva donde se formaba como una pileta en la que, a veces, se encontraban cadáveres de ahogados; si llegaban a bañarse desnudos, algunos transeúntes escandalizados avisaban a la policía, provocando el desbande de los transgresores que dejaban olvidadas sus ropas. Los talleristas dedican gran parte de sus recuerdos a los juegos (similares a los de los ni
ños de otros barrios en la misma época). las mujeres se detienen en la significación de los casamientos alrededor de la década del 40; destacan las actitudes de una clase trabajadora con un poder adquisitivo en ascenso que para esa ocasión imitaba algunos usos de clases más acomodadas; por esa época ya comenzaba a hacerse la fiesta en salones alquilados y no en casa de la novia como se acostumbraba hasta entonces; describen los principales elementos e instantes del acontecimiento, desde el menú hasta el lanzamiento del ramo de la novia a sus amigas; durante el baile los estilos musicales más usuales eran el fox-trot, el tango, pasodoble, valses y bahiones. Rememoran "lo de don Aguilera" que era el boliche del barrio que la familia se instaló, hacia 1949, con una lechería en la calle Cortina a pocos metros de Rivadavia; el local no era muy grande, contaba con 10 mesitas con sillas thonet, una conservadora de helados, el mostrador que era una heladera a hielo sobre el que estaban los frascos de caramelos y la máquina de café. En 1950 don Aguilera inauguró un bar, llamado "el barcito":los ingenieros japoneses -hacia 1957, cuando llegaron los primeros coches de esa procedencia para el F.C. Sarmiento- concurrían asiduamente y para demostrar su afecto a los dueños les sacaron fotos en colores. Concluye con una historia de vida: la de don Antonio, vecino de Villa Luro, nacido en 1908. Incluye ilustraciones.
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