Mataderos : 1889-Mercado Nacional de Hacienda-1989: reseros, glicinas y antenas
En: Historias de Buenos Aires. -- Año 2, no. 11 ((Abr. 1989), 0). --
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Abr. 1989
El taller dedica su segundo trabajo sobre Mataderos al centenario de la colocación de la piedra fundamental -14 de abril de 1989- del Mercado Nacional de Hacienda. Para aquellos que vivieron los hechos del Mercado no es sólo un lugar donde trabajaron sino todo un modo de vida, por ello los autores visitaron el Mercado donde observaron las tareas que allí se realizan. Hacia 1884 surgió la necesidad de trasladar el matadero que estaba en Parque de los Patricios -"los Corrales viejos"- al predio que hoy ocupa cercano a las actuales avenidas Lisandro de la Torre y de los Corrales: en abril de 1889 se colocó la piedra fundamental del Mercado de Hacienda, y en 1901 fueron habilitados los Nuevos Mataderos. Por entonces el aprovisionamiento de carne se efectuaba a través del "amo de ganado" (como llamaban a los consignatarios) que recibían los animales, colocando la carne para el consumo, los cueros, sebo y menudencias a través de los "matarifes", para dar luego cuenta al comitente. Después la operación de venta se amplió al animal en pie y los dos gremios se separaron: consignatarios y matarifes (o abastecedores). Por entonces la hacienda llegaba a pie con los arrieros: entraban las tropillas por la actual Avda. General Paz, por las actuales avenidas de los Corrales y Eva Perón (Ex del Trabajo), a la vez llegaba por Ferrocarril; los animales se mataban "a chuza y golpe": en la playa trabajaban entre 10 y 15 hombres para las distintas tareas que estaban al mando del matarife; como la matanza se hacía a mano era muy sangrienta, tal sistema recién se perfeccionó mediante la técnica desde fines de 1929 con la construcción y equipamiento del Frigorífic
o, instalado sobre Rodó, entre Tellier (actual L. de la Torre) y Pilar, que quedó a cargo de la matanza -permitiendo un control sanitario más estricto- y a cuya sombra fueron surgiendo las industrias de los derivados del vacuno entre las vecindades; el resto de las tareas quedaba a cargo del Mercado de Hacienda: allí después del remate daban de comer a la hacienda y luego, para la matanza la sacaban por una manga hasta el Frigorífico donde la faenaban. En su primera época en el Frigorífico trabajaban 9.800 hombres y se mataban 3.500 reses diarias, más otro tanto entre lanares y porcinos; así gracias a la gran demanda laboral y su continuidad el barrio fue experimentando un avance que más tarde le permitió afianzarse en industrias de todo tipo, el comercio y la banca. En cuanto al Mercado antes ocupaba 10 manzanas y concentraba casi toda la hacienda: entraban entre 25 y 30 mil cabezas por día, ahora es mucho menor porque se han diversificado las ferias: la actividad del Mercado había mermado en un 50 porciento en 1989. Los trabajadores o jubilados más ancianos recuerdan que siendo niños se escabullían para entrar al Mercado donde jugaban. Los que fueron reseros señalan que antes se notaba más su habilidad: tardaban meses enteros para traer la hacienda, mientras ahora los camiones la transportan en horas o en un día a lo sumo; sin embargo destacan que llegaba en mejor estado cuando venía a pie: andaban despacio porque si tomaba agua estando agitada se pasmaba, sabían cuales eran los pastos buenos y en los pantanos la hacían pasar por el lado más fácil porque "las vacas gordas se podían acalambrar"; aunque la mayoría sabe jinetear hay pocos domadores. T
odos recuerdan la huelga de 1959 para impedir la privatización del Frigorífico que demostró la solidaridad de todos los trabajadores y de los habitantes del barrio: mucha gente quedó en la calle, se cerraron los negocios, tiendas y bares. Incluye ilustraciones.
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