Reflexiones en torno a la reforma de la administración pública
En: Revista Civilidad. -- Año 8, no. 23 ((Dic. 1988), 0). --
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(Dic. 1988)
El autor expone que las leyes de procedimientos administrativos, la de contabilidad, el régimen jurídico básico de la función pública, son fundamentales para cualquier intento de perfeccionar el funcionamiento de la administración, pero señala que no puede haber reforma sin reformadores, sin que participen en el diseño e implementación de la misma especialistas: analistas de operación y métodos. Afirma que la actividad de Organización y Métodos -aplicada a la Administración Pública- consiste en el estudio permanente de los problemas administrativos del Estado, mediante una metodología de investigación basada en la ciencia de la administración y sus técnicas complementarias, con el objeto de diagnosticar las causas de las dificultades y proponer las soluciones, tendiendo al perfeccionamiento contínuo de la administración; en la Argentina comenzó a utilizarse este instrumento de gestión desde 1958, con la creación del Instituto Superior de Administración Pública -antecesor del actual Instituto Nacional de Administración Pública (INAP)-. Aunque el diseño del sistema de reforma debe ser hecho consultando a un equipo interdisciplinario -juristas, economistas, planificadores, etc.- la implementación sólo la pueden efectuar los analistas de Organización y Métodos. Destaca que la demora en la tramitación administrativa, -que es el problema más acuciante en la Administración Pública argentina- se produce generalmente por lo irracional de los procedimientos que el empleado común no puede modificar; que la mayoría de las demoras y gastos excesivos se producen por la complejidad innecesaria de ciertos trámites, derivados de la obsolescencia o
dispersion legislativa, que conducen a que la tramitación se realice defectuosamente y no sistematizada. Destaca además, que al no estar integrados tres niveles -nacional, provincial y municipal- la Administración Pública argentina no puede lograr homogeneidad, ni evitar que se dupliquen esfuerzos y se produzcan diferencias salariales. Concluye expresando que el tema de la Reforma Administrativa no es un problema puramente técnico, ni se reduce a especulaciones teóricas, sino que interesa a todos, teniendo en cuenta que en los próximos años el país deberá concretar su despegue económico, lo cual implica un formidable esfuerzo por parte del Estado que deberá procurar, para ello, el mayor grado de eficacia posible.
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