La verdadera protagonista de esta historia es una señora singular. Mide sólo un metro veinte de altura, pero su grandeza la pone por encima de todos nosotros. Su carita exhala un aire de dolor y de ternura que sirve de consuelo a todo el que se le acerca con una pena en el alma. Una corona de estrellas ciñe su cabeza. Su manto es el de reina enlutada. Los ojos insinúan lágrimas; el corazón, enorme, está cruelmente atravesado, llorando en silencio gotas de dolor. Esta Dama encontró al caballero que merecía postrarse a sus pies y construirle un palacio, para que desde allí reinara en la humilde barriada que se fue formando en torno de ella. Pero, muerto él, cuando quedó acabado su palacio, se vio desplazada a la sombra. Como una reina madre que se repliega silenciosa ante las maquinaciones de la corte, ella esperó largos años, apareciendo en público sólo en las grandes ocasiones. Ya se entiende que estamos hablando de la estatua de Regina Martyrum, a quien Monseñor Escalada, primer Arzobispo de Buenos Aires, construyó un templo.
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IBAÑEZ PADILLA S.J., ALBERTO
UNA REINA EN EL BARRIO CONGRESO; REGINA MARTYRUM. -- BUENOS AIRES : MUNICIPALIDAD DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES, 1970. -- CUADERNOS DE BUENOS AIRES
La verdadera protagonista de esta historia es una señora singular. Mide sólo un metro veinte de altura, pero su grandeza la pone por encima de todos nosotros. Su carita exhala un aire de dolor y de ternura que sirve de consuelo a todo el que se le acerca con una pena en el alma. Una corona de estrellas ciñe su cabeza. Su manto es el de reina enlutada. Los ojos insinúan lágrimas; el corazón, enorme, está cruelmente atravesado, llorando en silencio gotas de dolor. Esta Dama encontró al caballero que merecía postrarse a sus pies y construirle un palacio, para que desde allí reinara en la humilde barriada que se fue formando en torno de ella. Pero, muerto él, cuando quedó acabado su palacio, se vio desplazada a la sombra. Como una reina madre que se repliega silenciosa ante las maquinaciones de la corte, ella esperó largos años, apareciendo en público sólo en las grandes ocasiones. Ya se entiende que estamos hablando de la estatua de Regina Martyrum, a quien Monseñor Escalada, primer Arzobispo de Buenos Aires, construyó un templo.